Se busca mujer dinámica y polifacética para trabajar al menos 90 horas a la semana, fines de semana incluidos. Deberá ser una magistral gestora financiera y de recursos humanos, creativa planificadora de eventos, decoradora, psicóloga, modista, chef y experta en todas las tareas del hogar. Se valorará positivamente que posea permiso de conducir, tenga habilidades de computación y experiencia como cuidadora de niños y ancianos. Sí, el contrato es por plazo indefinido. No, no podrá disfrutar nunca de vacaciones y lo más probable es que salga muy poco de casa.

¿Y la remuneración? Cero. Sí, ha escuchado usted bien: no le pagaremos nada. Usted se ha presentado al puesto de madre a tiempo completo.

Quizás esto pueda ser tomado como un chiste o una gracia, sin embargo, resume de forma magistral las funciones o labores de una madre, esa que nace con el hijo el día que da a luz, y es que ella también nace con el niño. Nadie la enseña a cumplir sus funciones, parecen innatas y desde ese día pasa a un renglón en la sociedad… Madre.

El rasgo más sublime de la naturaleza le pertenece a la madre: la mujer es portadora de vida, sólo ella tiene este privilegio. Es por eso, que junto a dicha capacidad de engendrar, se le ha sido concedido un paquete de virtudes, valores y destrezas que la soportan, la socorren y la fortalecen para ejercer a plenitud su loable función.

Aunque no resulta fácil aglomerar en cuatro puntos los valores que hacen a las madres únicas e irremplazables, resaltamos los siguientes:

  1. Una madre es comprensión: sus palabras calman, sus caricias sanan y sus besos reconfortan. Nadie conoce mejor a sus hijos que su propia madre; ella tiene la capacidad de entender los distintos factores que influyen en su estado de ánimo y comportamiento. El alto nivel de percepción de una madre, desarrollado por ese fuerte vínculo que hay con el hijo, la hace, en definitiva, la portadora por excelencia del valor de la comprensión.
  1. Una madre es responsabilidad: una madre vela por el bienestar de sus hijos y de su hogar cueste lo que le cueste, asume su rol con entereza, cumple con sus deberes y reconoce la gran responsabilidad que se la ha sido asignada al consignarle la crianza de unos seres humanos para hacer de ellos, maravillosas criaturas.
  1. Una madre es paciencia: paciente ante las situaciones arduas e ineludibles de la vida, paciente ante los conflictos naturales que se presentan en el núcleo familiar, paciente ante las incansables enseñanzas para hacer de sus hijos personas íntegras y valerosas: obra que realizará sin tregua durante años y que tal vez nunca verá terminada. Una madre vive la paciencia en un grado excelso.
  1. Una madre es amor: el amor a los hijos es único y particular, perpetuo, transparente, carente de egoísmo y de ambición personal. Por este amor la madre desafía hasta sus propias capacidades y realiza actos verdaderamente increíbles para proteger o beneficiar a los hijos.

El amor es el principio y el fin de los valores humanos, es el que provee el punto de partida de las demás virtudes. Al mirar la raíz de cada uno de los anteriores, el centro donde estos convergen, es el amor. Porque amor no significa sacrificio sino donación, no significa rencor sino perdón, no significa egoísmo sino tolerancia, amor es… MADRE.