El entusiasmo es una fuerza positiva, es una pasión por lo que se hace y como se hace (lo que da a la vida alegría y sentido) es una actitud mental fuerte y sólida, un impulso afirmativo de la existencia que insta a “seguir adelante”, es una fuerza poderosa que incita a la acción. El entusiasmo excita a la gloriosa realización en cada idea que concibe la mente.
La habilidad del entusiasmo enfocada desde el egocentrismo se percibe como resultado a una persona celosa, impulsiva, despiadada, compulsiva y demasiado ambiciosa. Este individuo a menudo se presenta como un ser insistente y termina pareciendo ser falso e interesada/o en sí mismo.
La habilidad del entusiasmo desde la perspectiva de una conciencia elevada; es la capacidad de ser positivo y apasionado, de poder inspirar, motivar y emocionar a partir de las ideas y los principios de verdad de las leyes de naturaleza divina. La aplicamos cuando usamos el entusiasmo para ponerle la energía en nuestras prácticas de enriquecimiento espiritual y personal, para ser la mejor persona, la más apasionada, energizada, resplandeciente, enérgica, vibrante y entusiasta que podamos ser.
El poder del entusiasmo, radica en nuestra personalidad, nos hace más activos y atractivos, es una marca que se impregna de lo positivo en cada oportunidad en que se no presenta, es energía contagiosa, ¿quién no desea estar al lado de una persona entusiasta, de aquellos a los que, a pesar de todo, parecen tener una fuente interminable de energía extra para mantener una vida dinámica, alegre y productiva?
La diferencia entre el entusiasmo y el optimismo que, aunque va de la mamo hay unas diferencias marcadas:
- El entusiasmo es una energía fervorosa que mueve a favorecer una causa.
- El entusiasmo es creer en tu capacidad de transformar el mundo.
- A diferencia del optimismo que solo espera que todas las cosas pasen favorablemente, el entusiasmo sabe que todo depende de nuestro esfuerzo y voluntad.
- El optimismo ve el lado bueno, pero el entusiasmo activa la acción y la transforma en el amor y por el amor.
Hoy te regalo tres pasos para una existencia más entusiasta:
1- Busca lo bueno que hay en ti, deja de menospreciarte y
de pensar en los errores y fracasos del pasado, mírate como la persona completa y valiosa que realmente eres. Comienza por amarte, comienza por sentirte bien contigo mismo/a.
2 – Deja de pensar en ti mismo y busca a una persona que te necesite: olvidándote de ti e involucrándote en asuntos y causa de tu interés. Desarrolla intereses apasionado dando tu tiempo y energía. Comienza a pensar en las cosas positivas que puedes hacer ahora y se constructivo y no destructivo, Cada día te ofrece un nuevo comienzo y una nueva oportunidad.
3 – Ve toda tribulación como un reto que puede convertirse en un tesoro si lo enfocas con entusiasmo, este es contagioso, apréndelo, vívelo, pásalo.
Ahora pregúntate, ¿cómo expreso o manifiesto la habilidad o la facultad del entusiasmo en mi vida?