¿Cómo te defines? ¿Sabes quién eres? ¿En qué aspectos de la vida te reconoces? ¿Te miras al espejo y te gusta lo que ves? Preguntas que parecen sencillas de responder pero que permiten percatarnos de tanto. Por ejemplo, saber quién eres está cargado de una toma de consciencia de lo que hay en ti, de lo que proyectas, de lo que piensas, del amor propio que posees.

Hablar de amor propio normalmente está asociado a la autoestima, a la capacidad de quererte y valorarte; suena sencillo, ¿verdad? Pero cuando vamos a la realidad nos encontramos en un laberinto donde decimos amarnos, pero no somos capaces de tener un juicio positivo de nosotras mismas, donde nuestra felicidad depende del otro, de la aceptación de lo externo y de momentos muy cortos. Sin darnos cuenta dejamos en manos de un ajeno nuestro mayor valor, nuestra mejor arma, nuestro propio amor.

En las escuelas nos enseñan aritmética, lenguaje, historia, a seguir patrones, a seguir instrucciones, pero no nos enseñan a reconocer nuestro potencial, ni a tomar consciencia de lo que somos; y nos convertimos en mujeres inseguras, necesitadas de reconocimiento, en seres infelices. Pero nunca es tarde para reaprender, para romper patrones aprendidos y conseguir vivir desde el amor propio y la felicidad.

Hoy quiero brindarte algunas claves que te permitirán comenzar a trabajar en tu amor propio:
Sé empática contigo y con las demás, valora y reconoce lo bueno que hay en ti, lo grandiosa que eres, lo que te hace especial. Recuerda que lo que ves en las demás es tu reflejo.

Reconoce tu potencial, dale el valor que tu ser merece, disfruta de las grandezas que posees.
Cuida tu patrimonio psicológico, acepta de forma positiva tu propia personalidad (pensamientos, inteligencia, conciencia, lenguaje verbal y no verbal, voluntad).

Es muy fácil escuchar debes amarte a ti para amar a otros, debes tener una autoestima alta, pero ¿Cómo logro eso si no tengo las herramientas necesarias? Valorarte, respetarte, quererte, confiar en ti y tu potencial son acciones que todos podemos conseguir si se dan los pasos indicados, en la dirección correcta y con el estímulo y la razón acertada. Amarse a uno mismo es el primer paso hacia el camino del autodescubrimiento y la sabiduría infinita.

Es una relación de intimidad con nuestro yo, en donde aprendemos a aceptarnos, con nuestras fortalezas y defectos, para darle paso a las vivencias trascendentales que marcarán el rumbo de una vida plena, llena de satisfacciones, con un sentido claro, enmarcado en la autoconfianza y la conexión con el cosmos. Todo viene desde adentro, damos lo que tenemos en nuestro interior. Al alimentar nuestro amor propio, alimentamos también el amor por la vida, por los que nos rodean, por este tiempo hermoso que es un regalo divino en donde cada día cuenta.

Es un proceso del día a día, así como cuando vas al gimnasio y entrenas cada músculo, puedes entrenar tus pensamientos y acciones diarias, no existe una varita mágica para transformar años de aprendizajes no funcionales, pero si reconoces la necesidad de cambiar, es posible.